Manteniendo que los consumidores y los fabricantes comparten la responsabilidad para un medioambiente más limpio y sano, esta discusión elocuente y de gran actualidad urge a los primeros a balancear el mercado hacia diseños, ingredientes y tecnologías que reflejan sus sensibilidades ecológicas, mientras que exhorta a los últimos a modificar sus procesos industriales tomando en cuenta sus consecuencias ambientales. Tales pasos fomentarían una transparencia radical de productos y convertirían a todos los grupos en el mercado global jugadores activos en determinar el curso del planeta y el bienestar social.